después de contrastar la opinión de los historiadores sobre el impacto que tuvo en Inglaterra la noticia de la toma de Gibraltar, nuestra investigación ha consistido en el análisis de las fuentes periodísticas contemporáneas del hecho, ya que es a través de ellas donde me- jor se puede medir la importancia de este suceso en la opinión pública. Y aunque se publica- ron ríos de tinta sobre este acontecimiento, es en la publicación whig the observator de John Tutchin donde mejor se plasmó el enfrentamiento dialéctico entre los dos partidos riva- les respecto al valor que los ingleses dieron entonces a la conquista de ese enclave.
Una idea fija perseguía a Tutchin: ridiculizar la victoria. Convertido en el escritor preferi- do de los whigs, tenía que atacar a la marina por su inoperancia y especialmente a Rooke por su incompetencia. Mientras que su personaje observator es portavoz del partido whig, Countryman representa la voz de los tories.
Muy a su pesar, Tutchin dejó una huella profunda en la opinión pública y el gobierno, ya que curiosamente, ocho años después, Gibraltar se convirtió en una conquista irrenunciable para Gran bretaña en las negociaciones del Tratado de Utrecht.
After looking at the opinion held by historians on the impact the capture of Gibral- tar had in england, we have analyzed the periodical primary sources published at the time as the best means to rate the relevance of the event on the english public opinion. And although the press published a large amount of works, it was John Tutchin, author of the Whig periodi- cal, the observator, who best reflected the public controversy of the two political parties over the value of the conquest of this enclave.
Tutchin was determined to underrate the victory. As one of the most popular whig writ- ers, he was obliged to attack the ineffectiveness of the Navy and specially the incompetence of Rooke. Whereas observator was the spokesman of the Whig party, Countryman reflected the beliefs of the Tories.
In spite of himself, Tutchin made a profound impact on the english public opinion and government, as eight years later Gibraltar became a conquest that could never be given up by Great britain during the negotiations of the Treaty of Utrecht.
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