Participó en la defensa de Madrid a las órdenes de Rojo y como jefe del Estado Mayor de Miaja. En 1938, ya general, planificó la línea de defensa de Valencia y fue uno de los responsables de la ofensiva de Villarroya. Juzgado por los vencedores, fue uno de los pocos militares no sublevados que se salvó del piquete de ejecución.
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