Las elecciones europeas han supuesto un terremoto político sin precedentes en Francia. En esos comicios, el partido ultraderechista Frente Nacional (FN), la formación que lidera Marine Le Pen, se erigió como el más votado. Es lo nunca visto en una República que tiene hoy día a un jefe de Estado, François Hollande, sufriendo de una imagen de líder inoperante ante una crisis que ahora también preocupa a nivel internacional por su dimensión política. Así resumía este sentimiento un reciente editorial del diario de centro-izquierda Le Monde: "En Europa, Francia va a aparecer inevitablemente como la "oveja negra", dispuesta a ser consumida por las nocivas -y detestables- pulsiones del nacional populismo".
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