Roma fue una sociedad que necesitó de la esclavitud para convertirse en una potencia hegemónica en el Mediterráneo, y su economía se adscribe al clásico modelo de producción esclavista de la Antigüedad. Eso fue así, pero con matices. Roma también fue una sociedad de pequeños propietarios agrícolas, de libertos que conseguían comprar su libertad y de esclavos que llegaron a ser auténticos linces de los negocios. Una imagen muy alejada de la mostrada por Espártaco y algunos péplums de Hollywood.
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