Antecedentes La feohifomicosis está causada por diversas especies de hongos, siendo las más habituales Alternaria alternata y Alternaria infectoria. El factor de riesgo principal en la aparición de la infección es la inmunosupresión.
Objetivos Presentamos el caso de un hombre de 64 años de edad, sometido a un trasplante renal, que se presentó en el hospital con un tumor en la región del tendón de Aquiles que había aumentado gradualmente de tamaño.
Métodos Se obtuvo una biopsia de piel para estudio histológico y cultivo de hongos y micobacterias. Se efectuaron análisis de sangre y estudios de diagnóstico por imagen.
Resultados El estudio histopatológico y los cultivos permitieron la identificación de A. infectoria como del patógeno causal. Los estudios por imagen descartaron focos internos de infección. Se procedió a la exéresis quirúrgica de la lesión sin signos de recidiva después de 24 meses de seguimiento.
Conclusiones En la actualidad no se dispone de guías de tratamiento para las infecciones cutáneas y subcutáneas por Alternaria spp. Se han utilizado diversos antimicóticos sistémicos, combinados con la exéresis quirúrgica o solos, con diferentes resultados desiguales. La cirugía sola podría ser útil en el tratamiento de las lesiones localizadas, solitarias, en los pacientes sometidos a un trasplante en los que es difícil controlar la inmunosupresión.
Background Phaeohyphomycosis can be caused by a number of different species, being the most common Alternaria alternata and Alternaria infectoria. The biggest risk factor for the development of the infection is immunosuppression.
Aims We present the case of a 64-year-old male renal transplant patient who came to hospital for presenting a tumour in the Achilles region which had been gradually growing in size.
Methods A skin biopsy was taken for histological study and culture of fungi and mycobacteria. Blood tests and imaging studies were performed.
Results Histopathology study and cultures identified A. infectoria as the causal agent. Imaging studies ruled out internal foci of infection. The lesion was surgically removed with no signs of recurrence after 24 months of follow-up.
Conclusions There are no treatment guidelines at present for cutaneous and subcutaneous Alternaria spp. infections. Various systemic antifungals have been used, either in combination with surgical removal or alone, with varying results. Surgery alone could be useful in the treatment of solitary, localised lesions in transplant patients in whom there are difficulties in controlling immunosuppression.
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