El trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) es un trastorno neuropsiquiátrico frecuente, con una intensa persistencia a lo largo del tiempo. Con frecuencia se utiliza medicación para su manejo clínico. Tras la obtención de una respuesta, la medicación suele prescribirse durante meses o años. No está claro si un tratamiento farmacológico prolongado aporta un efecto beneficioso a largo plazo ni durante cuánto tiempo debe mantenerse. Por otra parte, existe cierta preocupación respecto a la seguridad a largo plazo de la medicación para el TDAH. El objetivo de esta revisión sistemática es abordar estas cuestiones y presentar recomendaciones respecto a la decisión de suspender o no el tratamiento farmacológico para el TDAH. Realizamos una búsqueda en PubMed y nos centramos en los estudios de uso de medicación con un tratamiento durante más de 12semanas en pacientes de 6-18años de edad. No hay estudios de grupos paralelos, controlados con placebo y doble ciego de larga duración. Los estudios de retirada del tratamiento controlados con placebo y los estudios prospectivos observacionales de tratamiento a largo plazo aportan evidencias indicativas de que el tratamiento farmacológico proporciona una reducción sustancial de los síntomas de TDAH y un menor deterioro de la función a lo largo de un periodo de unos 2 años. Hay una evidencia limitada y poco consistente respecto a la ventaja de un tratamiento farmacológico a largo plazo, más allá del control de los síntomas, por ejemplo en cuanto a mejora de la función social, los logros académicos, la situación laboral y la evolución psiquiátrica menos adversa. Por lo que respecta a la seguridad, los efectos a largo plazo de la medicación sobre el crecimiento, la presión arterial y la frecuencia cardiaca son limitados, y la aparición de síntomas suicidas, psicóticos y maníacos es muy poco frecuente. Los datos obtenidos en animales sobre efectos neurotóxicos de los psicoestimulantes no pueden extrapolarse directamente al ser humano. En consecuencia, las decisiones clínicas acerca de la instauración, continuación y suspensión de la medicación para el TDAH deben tomarse de forma individualizada. Deben utilizarse periodos sin medicación a intervalos regulares para investigar la necesidad de mantener la medicación. Deben abandonarse las asunciones no fundamentadas acerca de un efecto beneficioso continuado con el empleo de medicación. Es necesaria una vigilancia cuidadosa de los efectos secundarios, que debe permitir detectar de forma temprana las señales de alarma.
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