En la España de Pedro Calderón de la Barca los pintores continuaban siendo considerados artesanos y su rango social era parecido al de los sastres o los zapateros. Los pintores tenían que pagar la alcabala y el impuesto de repartimiento. Una de sus mayores preocupaciones para conseguir una mejoría de status profesional, social y económico consistía en elevar la pintura al rango de arte liberal. Con este fin de ennoblecer la pintura Calderón afirma, en su deposición del 8 de julio de 1677, no sólo que la pintura es de origen divino sino también que el tema originario y principal de la pintura es el desnudo.
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