Rodeado de un ambiente que respira tradición inglesa, el camión repartidor de San Miguel se acerca a la pequeña localidad británica de Bridgewater. Prados verdes y chimeneas humeantes conforman un paisaje casi idílico al son de las notas de una vieja canción popular. Paralelamente, otro vehículo repartidor de San Miguel avanza en el atardecer hasta el pequeño pueblo de Rothenburg, emplazado en la alta Baviera y rodeado de verdes campiñas y apacibles bosques. Sin embargo, la paz de ambos lugares se ve interrumpida por una bulliciosa rumba; es, en definitiva, el triunfo de los español, de San Miguel, en tierras de gran tradición cervecera. Y es que una cerveza española ha vuelto a poner una pica en Flandes.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados