Clozapina continúa aún siendo en la actualidad el patrón-oro en el tratamiento de la esquizofrenia resistente. Tras analizar exhaustivamente el uso de la clozapina en condiciones de práctica clínica cotidiana (dosis, efectos adversos más comunes, resultados en pacientes resistentes, aspectos relacionados con la agranulocitosis y las convulsiones, indicaciones para la determinación de los niveles plasmáticos) se detallan las estrategias de potenciación de clozapina en el 40�70% de pacientes que son refractarios a este fármaco. La mayoría de las pautas de potenciación proceden de series de casos y estudios abiertos, y en menor medida de ensayos clínicos. Dentro de los antipsicóticos atípicos se han usado con suficiente respaldo empírico amisulpride y risperidona, y con menor respaldo aripiprazol. Dentro de los reguladores del humor se han usado litio, ácido valproico y lamotrigina, esta última con suficiente respaldo empírico. Por último, algunos tratamientos experimentales como los moduladores NMDA-glutamato podrían ser también potencialmente eficaces como estrategia de potenciación futura en la esquizofrenia refractaria a clozapina.
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