Durante la segunda mitad del siglo XVI la villa de San Sebastián tenía dos parroquias (Santa María y San Vicente) en el interior, y varias iglesias extramurales. De las tres lenguas habladas (euskera, castellano y gascón), los vecinos del núcleo urbano empleaban normalmente romance, aunque los nativos eran euskaldunes. Por el contrario, los del medio rural se expresaban en euskera, único idioma de la mayoría, opuesta por ello a frecuentar las parroquias, cuya clerecía sólo utilizaba el castellano.
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