Sobre el silencio de los vencidos del 36 se alza la voz de los vencedores. Las capitales vascas se transforman en altavoces de la impuesta ideologia. Vitoria; albergue de los ministerios de Justicia y Educación (1938- 39) e influencia militar y cuartelera. San Sebastián; capital de la propaganda del Nuevo Estado (ideólogos, periodistas y escritores) y sede de delegaciones diplomáticas -ministerios de verano del franquismo-. Bilbao; sede del primer Ministerio de Industria -miembros de la oligarquía bilbaina intervienen en la alta política-. Pamplona con menor protagonismo de lo esperado (a pesar de Rodezno y los carlistas "asimilados") consolida la ideología nacional-catolcatólica con los aportes del tradicionalismo (significativa residencia en Navarra del cardenal Gomá).
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