El pensamiento utópico vendría a sostener qué irracional e injusto es el mundo existente, mientras que el utópico es, en cuanto alternativa radical, el único verdaderamente racional y justo y que, por tanto, en cuanto racional, es perfectamente posible o realizable. Esta ambigüedad del pensamiento utópico, que puede ser visto como una simple evasión de la realidad o como un verdadero proyecto político, está presente en todas las narraciones utópicas de la cultura occidental desde el mundo clásico hasta nuestros días, y así es también como nace este término creado por Tomas Moro (1478-1535), padre de la utopía moderna.
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