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Razones para plantear la supresión del Senado

  • Autores: Carlos Garrido López, Eva Sáenz Royo
  • Localización: Revista "Cuadernos Manuel Giménez Abad", ISSN-e 2254-4445, Nº. 7, 2014, págs. 57-69
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • español

      En los Estados federales los poderes de las segundas Cámaras están siendo mermados y en algunos se debate sobre su supresión. En los Estados sin estructura federal el Senado también está cuestionado: varios lo han eliminado y su funcionalidad es discutida. En España, en cambio, seguimos empeñados en otorgar más poder político al Senado, convirtiéndolo en una �verdadera� Cámara de representación territorial.

      Pero es un empeño abocado al fracaso. Y no sólo porque la indeterminación del modelo territorial, las tendencias separatistas y las dudas sobre su evolución o superación lastran cualquier acuerdo o por las dificultades técnicas a las que dicha reforma deberá enfrentarse �como la asignación de nuevas funciones y la distribución de los senadores por CCAA y su forma de elección�, sino porque la representación territorial constituye una quimera en una democracia de partidos. En los Estados federales de referencia el Senado no funciona como cámara territorial y reproduce la misma dinámica partidista de la primera Cámara. En la práctica, el Senado reformado duplicaría �y podría entorpecer� la representación política del Congreso. Y las funciones de integración territorial que pudieran asignársele, como la participación de las CCAA en la decisión legislativa estatal y la cooperación entre el Estado y las CCAA, pueden realizarse mediante las relaciones intergubernamentales con mayor flexibilidad y eficacia y canalizarse a través del sistema de partidos. Impulsar una reforma constitucional del Senado no vale la pena. Es tiempo de plantearse la supresión del Senado.

    • English

      In Federal States the powers of second chambers are being depleted. Even in some Federal States abolishing of the Senate is on the table. In unitary States the Senate is also questioned: several second chambers have been removed and its functionality is discussed. In Spain, however, we keep studying how to give more political power to the Senate, making it a �true� House of territorial representation. But it is an effort doomed to failure. And not just because the indeterminacy of the territorial model, separatist tendencies and doubts about their future that prevent any agreement or technical difficulties like new functions of the Senate and the way of selection of senators, but because the territorial representation is an illusion in a party democracy.

      In Federal States the Senate doesn�t work as a territorial chamber and replays the same partisan dynamics of the first chamber. In practice, the reformed Senate would duplicate �even hinder� political representation of the first chamber. And territorial integration functions, such as participation in state legislative decision and cooperation between the state and the autonomies, are feasible by intergovernmental relations with greater flexibility and efficiency and can be canalized through the party system. Promoting a constitutional Senate reform is not worth. It is time to consider the abolition of the Senate.


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