La energía producida a través de centrales nucleares es competitiva y rentable, además de propiciar la generación de conocimiento tecnológico en los campos de la metalurgia, la instrumentación y la robótica. Este tipo de energía ha permitido sustituir la producción y el consumo de combustibles fósiles de unos 20.000 millones de toneladas de petróleo, en momentos en los que la concentración de CO2 del Planeta se considera una preocupación creciente. En el lado negativo de la balanza pesan tres graves accidentes nucleares y el controvertido problema de los residuos radiactivos que generan las centrales, un tema para el que todavía no se ha encontrado una solución satisfactoria.
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