Cuando el profesor Clayton Christensen introdujo el concepto de innovación disruptiva se refirió a ella como la producida con productos o servicios que, nacidos en su origen como algo casi residual, pasa en poco tiempo a convertirse en líder en su campo.
Pues bien, atendiendo a esta definición los MOOC (Massive Open Online Course), como ya ha dicho Lluís Anglada, son un claro ejemplo de disrupción por varios motivos: por su coste, por basarse en nuevos conocimientos sobre la psicología del aprendizaje y por su adecuación a las nuevas necesidades sociales con respecto a la educación.
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