El presente artículo se centra en el estudio de tres pinturas valencianas del siglo XVII que en el pasado pertenecieron a la antigua Congregación de San Felipe Neri de Valencia. Estas obras fueron realizadas por pintores de primera fila como Juan Sariñena, Jerónimo Jacinto de Espinosa y José Orient, pero su principal interés trasciende al hecho meramente artístico. En el pasado todas ellas fueron imágenes sagradas, algunas incluso milagrosas, que gozaron de especial veneración y gran popularidad en la Valencia del seiscientos y que se encuentran estrechamente vinculadas no solo a la historia del Oratorio valenciano, sino también a la de la ciudad de Valencia y a la de algunos de sus varones más ilustres como los venerables Luis Crespí de Borja, Pedro Pantoja y Domingo Sarrió.
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