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Prudencia, virtud indispensable

  • Autores: José Manuel Moreno Villares
  • Localización: Cuadernos de bioética, ISSN-e 2386-3773, ISSN 1132-1989, Vol. 25, Nº 83, 2014, págs. 105-110
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • español

      Frente a aquellos que propugnan que la Medicina no es más que una ciencia aplicada, Pellegrino argumenta que la razón última de la Medicina es enfrentarse al hombre en su condición de enfermo. No es suficiente entonces sólo el conocimiento científico-técnico, sino el acercamiento a su humanidad. No se busca sólo la curación de la enfermedad —posible sólo en un cierto número de casos—, sino la mejoría del hombre enfermo, en cuanto enfermo y en cuanto hombre. En esta aproximación no basta la competencia profesional, sino las disposiciones necesarias para ser una buena persona, un buen profesional.

      Para alcanzar los fines de la medicina, el médico ha de adquirir aquellas cualidades que le permitan hacer el bien que se propone hacer, es decir, que sea poseedor de virtudes.

      De entre todas las virtudes del médico, la prudencia —phronesis— es la que le ayuda a aplicar la regla general a la situación particular. No sólo eso, sino que le dirige hacia que la acción sea además de técnicamente correcta, buena. Se convierte así en una conexión entre las virtudes intelectuales y las virtudes morales.

      El objetivo principal de Pellegrino ha sido encontrar una filosofía de la medicina en y para la práctica médica. Mediante la prudencia la acción del médico abarca también un “pellizco” de su fin: el acto de curación, el bien del enfermo. Y esto es posible dentro de una comunidad moral de profesionales, pues es esencia, la medicina es una comunidad moral, donde los miembros están unidos por el conocimiento y los principios éticos.

    • English

      Facing those who defend that Medicine is not but an applied science, Pellegrino argues that the ultimate goal of Medicine is facing to a human being in his illness condition. Thus, it is not sufficient to have scientific knowledge but proximity to man kindness. Cure is not the only goal —achievable in only a few cases— but healing, caring with a person as an ill person and as a person. For this reason, professional competence is not enough; the physician needs to have the necessary dispositions to be a good person, a good professional.

      To get the goals of Medicine, the physician has to achieve those qualities who allow him to do the good he is intended to, that is, he needs to be virtuous.

      Prudence —phronesis— is the virtue that allows him to apply a general rule to a particular case and, furthermore, addresses his actions to be not only technically correct, but excellent. Prudence is, then, the link between intellectual virtues and moral virtues.

      Pellegrino’s main objective has been to elaborate a Philosophy of Medicine, different from the Philosophy of Science, useful for clinical practice and used by clinical practitioners. By nurturing prudence, a small bit of the final goal is reached: the healing, the goodness for the sick. This should be possible if we are embedded in a moral community, and for Pellegrino, sharing knowledge and ethical values is the way of being part of a moral community.


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