Pretender dimensionar a la pena de prisión en el siglo XXI con fines impertérritos, idénticos a los de sus orígenes es ya de por sí un absurdo. Con todo, tal pena subsiste igualmente incólume, sigue siendo un aparato opresivo y represivo velado bajo la máscara inadmisible (del fracaso) de las denominadas teorías "re". El reconocimiento de ella en tal entera y real dimensión, debe ser sin duda el punto de partida para cualquier transformación que de la misma se pretenda. La búsqueda de alternativas a la pena de prisión clásica que se constituyan en verdaderas opciones, con la aspiración a que finalmente la desplacen, es la única salida para su humanización. Sin duda, la prisión abierta es una salida, aunque batalle en los albores del nuevo milenio contra la construcción sólida y cerrada de los muros de encierro avalada sólo por su repetida historia.
Attempting to measure the penalty of prison in the 21st Century by any means, indentical to those of its' origins is in itself absurd. That said, such penalty remains intact, and continues to be an oppressive and repressive veil under the inadmissable mask (of debility) of the so-called "re" theories. The acknowledgement of this in its entirity, should be without doubt the starting point for any intended transformation. The search for the alternatives to the classic prison penalty that consistute real options, with the aspiration of finally displacing it, is the only route to its humanization. Without doubt, the open prison represents an exit, despite battle at the dawn of the 21st Century against the solid construction, and the closing of the walls of incarceration, supported only by their repeated history.
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