Tras la muerte de Hugo Chávez era cuestión de tiempo que la oposición, o sus sectores más radicalizados, tratasen de acelerar por cualquier vía el relevo en el poder político del país, considerando al actual presidente, Nicolás Maduro, un "hueso" mucho más fácil de roer. Desde hace mes y medio se ha desencadenado una campaña de protestas callejeras violentas que ya arrojan un saldo de 29 muertos y centenares de heridos de ambos lados. La oposición se muestra dividida ante esta escalada que en algunos momentos ha recordado a las revueltas sucedidas en Ucrania previas al derrocamiento del gobierno democráticamente elegido de Víktor Yanukóvich.
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