La Mancha que se describe en "el Quijote" aún existe. Está presente en la hidalguía de sus gentes. En su generosidad y hospitalidad; en su cordialidad. En las inagotables y quiméricas ilusiones que forman parte de su idiosincrasia. Está presente en sus pueblos, como Puerto Lápice, Los Campos de Criptana, los de Montiel o los de Calatrava. Precisamente en los Campos de Montiel se ubica el destino de nuestra escapada de hoy: Villanueva de los Infantes. Una localidad donde había hecho el tránsito de la vida terrena a la inmortalidad don Francisco de Quevedo y Villegas y que ahora se revela como "el lugar de la Mancha" de cuyo nombre no quería o no podía acordarse Miguel de Cervantes
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