El último ejemplar de Bucardo que quedaba en nuestro país murió a principios de enero sin que las autoridades competentes hiciesen nada para evitarlo: era un fósil viviente. En Europa quedan diez especies que están en serio peligro de extinción. Si no se toman medidas urgentes, animales como el águila real o el quebrantahuesos correrán la misma suerte que el Bucardo.
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