El papel desempeñado por la megafauna en la subsistencia de los grupos humanos que llegaron al continente americano ha sido un tema de amplio debate. Hasta ahora, todo parece indicar que en las zonas tropicales, los primeros americanos no tuvieron sistemas de subsistencia especializados en la caza de este tipo de animales, por lo que se podría pensar que la respuesta a la pregunta formulada en el titulo sería negativa. Sin embargo, es necesario aclarar que esta respuesta tentativa carece de un soporte arqueológico debido a la falta de investigación sobre el periodo Paleoindio en el Caribe colombiano. Esta falta de investigación no se relaciona con la falta de atractivo de la zona que, de hecho, por su localización geográfica en el extremo sur del corredor biológico que comunica el norte con el sur del continente, y la gran diversidad ecológica que la caracteriza hoy como en la época a que se refiere este artículo, es un lugar de enorme interés para las investigaciones orientadas tanto a aclarar los procesos de poblamiento de América, como a mejorar la comprensión de los modos de vida de los primeros grupos humanos que ocuparon el continente. Han sido probablemente la discreción de los vestigios dejados por estos grupos nómadas y la dificultad de acceder a los niveles estratigráficos que contienen los materiales de finales del Pleistoceno y de comienzos del Holoceno, los principales factores que han desestimulado los intentos por profundizar en el entendimiento de los procesos que tuvieron lugar en esa región en aquella época. Por esta razón, si se pretende estudiar en ella el periodo Paleoindio y en particular la relación de la megafauna con los grupos humanos, es necesario desarrollar una metodología que permita localizar, por un lado, asentamientos humanos que muestren los patrones de ocupación del territorio y, por otro, los restos de fauna pleistocénico-holocénica. Como primera alternativa metodológica se propone la realización de un Reconocimiento Regional Sistemático que permitiría documentar sectores de un área particular con el fin de comprender los patrones de ocupación. Debido a la profundidad a la que se encuentran los depósitos del Pleistoceno, la recolección superficial y las pruebas de garlancha, usadas con frecuencia en este tipo de reconocimientos, no son una opción. Bajo estas condiciones se sugiere la utilización de un GPR (Ground Penetrating Radar) para detectar la evidencia enterrada en el suelo.
The role of the megafauna in the subsistence of human groups who came to America and specifically to Colombia has been a subject of intense debate. So far, it seems that in the tropics the first Americans did not have subsistence systems specialized in hunting these kind of animals. For that reason, it may be possible to think that the answer to the question proposed in the title is negative. However, it is necessary to clarify that this tentative answer has no archaeological support due to lack of research on the Paleoindian period in the Colombian Caribbean. This lack of research is not related to the unattractiveness of the area. In fact, because of its geographical location at the southern end of the corridor that connects the north and the south of the continent, and of the great ecological diversity that characterizes it today, as well as at the time referred to in this article, the Colombian Caribbean is a highly interesting region for researches aimed to clarify the processes of settlement of America and to improve the understanding of the ways of life of the first human groups that occupied the continent. The discretion of the traces left by these nomadic groups and the difficulty of accessing the stratigraphic levels containing the materials of the late Pleistocene and the early Holocene, have been, probably, the main factors that have discouraged the attempts to deepen the understanding of processes that took place in that region at those periods. Therefore, if the aim is to study the Paleoindian period and in particular the relationships established between the megafauna and the human groups it is necessary to develop a methodology to locate on the one hand human settlement patterns showing land use and, on the other, the remains of the Pleistocene-Holocene fauna. The execution of a Systematic Regional Survey is proposed as a first methodological alternative as it allows documenting the sectors of a particular area in order to understand the patterns of its occupation. Because of the depth of the Pleistocene levels, surface collecting or shovel probes, frecuently used during the realization of the surveys, are not an option. In these conditions, a GPR (Ground Penetrating Radar) could be employed to detect evidence buried in the ground.
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