La pesadilla del terror quiere instalarse de nuevo. Los esfuerzos de última hora para evitar que ETA cumpla su amenza de volver a la actividad criminal chocan con la constatación policial de que la banda terrorista se ha estado rearmando duranten los 14 meses que ha durado la tregua, un tiempo en el que, además, los etarras han seguido cobrando el impuesto revolucionario.
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