En el contexto de la llamada rebelión general indígena de 1723, este artículo reconstituye las acciones llevadas a cabo para reprimir un supuesto ataque rebelde a la ciudad de Santiago en octubre de dicho año, el cual nunca llegó a realizarse, pero que llevó a la cárcel a más de una centena de indios que habitaban en las cercanías de la ciudad, la mayoría de los cuales eran inmigrantes venidos de la frontera del río Biobío o desde el interior de la Araucanía. Dicho proceso se estudia desde la perspectiva del miedo al «otro», en este caso al indígena migrante, portador de un idioma, costumbres y una religiosidad mayormente incomprensibles para los hispanocriollos de Chile central, lo que los convertía inmediatamente en sospechosos y se les calificaba como «aucas» o rebeldes.
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