Si en tiempo de guerra, cualquier trinchera es buena, en época de crisis, cualquier salida laboral que ofrezca cierta estabilidad, flexibilidad horaria y pingües beneficios, jamás debería ser descartada. En la comedia 'Aprendiz de gigoló' John Turturro encuentra en la prostitución una salida a su difícil situación financiera, mientras Woody Allen ejerce como su represente ambicionando la habilidad negociadora del agente de un futbolista. No han sido los primeros en mostrarnos en el cine el oficio de gigoló en toda su complejidad. Y es que la gran pantalla nos ha regalado un máster en la materia repleto de sabias lecciones.
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