Antonio Sánchez-Escalonilla, Araceli Rodríguez Mateos
En medio de la crisis política, financiera e institucional que azotaba a Estados Unidos en 2008, Barack Obama fue elegido presidente, cargo que renovó cuatro años después. La campaña mediática que le llevó a la casa Blanca trazó un paralelismo entre la trayectoria del candidato demócrata y el advenimiento de Franklin D. Roosevelt a la presidencia en 1932, dadas las similitudes de contexto crítico entre dos momentos históricos marcados por la necesidad de cambio y regeneración, tanto interna como externa. El cine de Hollywood ha participado también en este giro político, recuperando la imagen presidencial tras el retrato negativo ofrecido durante la administración Bush-Cheney. Si bien Obama ha inspirado una vuelta a la visión épica de la presidencia en la gran pantalla, la nueva figura modelada incorpora también rasgos críticos procedentes de la percepción pública de sus mandatos.
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