Su casa, el suelo que pisaron sus padres, todo es ahora limo, barro, algas. Le han robado su pueblo. Aquellos recuerdos vivos que flotaban en las esquinas, en el pozo de la plaza, en la abadía y que eran el punto de partida de toda su vida han desaparecido para siempre. (Ramón J. Sender: Imán, ed. Destino, Barcelona, 1983 pág. 300) La sociedad moderna guiándose por la idea del progreso y en una necesidad insaciable de energía que pone en riesgo el propio desarrollo sostenible de nuestro planeta, ha promovido la construcción de grandes obras hidráulicas como son las presas hidroeléctricas que aparte de transformar drásticamente el paisaje y destruir estos arqueológicos interrumpiendo el curso natural de los ríos, pueden ocasionar el traslado forzoso de grupos humanos que son obligados a abandonar el lugar donde han vivido durante generaciones. De este fenómeno a escala mundial no se ha librado España y mucho menos Extremadura que en pleno periodo de desarrollismo franquista basado en políticas de colonización y puestas en regadío de grandes extensiones de terrenos de secano, vio como en los años 60, la construcción de diversos embalses como por ejemplo en el norte de Cáceres: Gabriel y Galán o Valdecañas, condenaban al destierro a miles personas de pueblos como Granadilla o Talavera la Vieja obligados a empezar una nueva vida en poblados de colonización. Nos centraremos en la historia de éste último pueblo, llamado cariñosamente Talaverilla, que seguramente fue una de las mayores tragedias sociales de la historia de Extremadura. Nuestra hipótesis de partida será comprender cuáles eran los símbolos de identidad de los talaverinos y las redes de significación de su cultura y demostrar cómo las relocalizaciones compulsivas en nombre “del interés público” muchas veces sólo son en interés de unos cuántos careciendo los actores implicados de toda capacidad de decisión, perdiendo sus señas de identidad y sus referentes culturales que deberán reconstruir en otros lugares en un difícil proceso de adaptación que durará años y en el que estará en juego su propia supervivencia. Para ello utilizaremos una metodología combinada de etnografía tradicional (entrevistas e historias de vida) complementada por una etnografía virtual elaborada a partir de un cuestionario on line de 53 preguntas y el análisis cualitativo del discurso de foros de internet.
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