Un importante logro sanitario mundial en los últimos 40 años ha sido que más personas con enfermedad renal crónica avanzada (ERCA), especialmente ancianas, sobrevivan debido a una mayor facilidad de acceso a diálisis. Sin embargo, la diálisis como terapia de sustitución renal no está libre de riesgos: tiene importantes limitaciones, morbimortalidad asociada y afecta significativamente la percepción de calidad de vida reportada por las personas dializadas y sus familias. Una diálisis con altos estándares de calidad técnica puede mejorar parámetros biomédicos, pero no necesariamente logra mejorar la calidad de vida de los pacientes en tratamiento.
En este contexto, la búsqueda de modelos de atención más centrados en la persona enferma que en la enfermedad y el tratamiento ha posibilitado la integración de los principios de la medicina paliativa en el cuidado del paciente renal, considerando que los objetivos centrales de este modelo son mejorar la calidad de vida de los pacientes y atender los aspectos afectivo-emocionales, sociales y espirituales asociados a la enfermedad. La incorporación de este nuevo modelo de atención permitiría abordar en forma integral y oportuna varios problemas propios del paciente renal, como por ejemplo: el manejo del dolor y alivio de síntomas asociados a la terapia dialítica; los dilemas éticos relacionados con el ingreso o egreso de diálisis y el acompañamiento en el proceso de morir y el duelo en las etapas finales de la ERCA.
En esta línea de trabajo, ya varias sociedades y organizaciones científicas de nefrología a nivel mundial están promoviendo la integración de los cuidados de soporte/paliativos en las unidades de nefrología/diálisis, así como su inclusión en los programas de formación de futuros profesionales de la especialidad.
One of the most important health goals in the last 40 years has been that more people with end stage renal disease (ESRD), especially elderly patients, survive because of the better access to dialysis.
Nevertheless, dialysis as renal substitution therapy of it is not risk-free. It has important limitations and morbidity and mortality for patients and it significantly affects the quality of life perceived by the patients and their families. Dialysis with high technical standards may improve the biomedical parameters of these patients, but it does not not necessarily mean that it enhances their quality of life.
In this context, the search for new models of healing, more focused on the sick person than on the treatment, has made it possible to integrate palliative medicine principles into the care of the renal patient. The main purposes of this model are conceived to provide an increase in the quality of life of the patients and to respond to the affective-emotional, social and spiritual aspects related to the disease. The inclusion of this new model would allow several problems that affect the renal patients to be addressed in a more integrated and appropriate manner: to manage pain relief and the symptoms associated with the dialysis therapy; the ethical dilemmas related to the appropriate initiation of and withdrawal from dialysis; and the support during the process of dying and mourning in the final phases of the ESRD.
Several scientific societies and organizations in nephrology around the world have adopted this model of work, promoting the integration of palliative care support into nephrology/dialysis units and nephrology fellowship training program curricula.
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