En el presente artículo presentamos una nueva interpretación del retrato ecuestre de Isabel de Borbón. Ideado para el Salón de Reinos en los años treinta, este retrato constituye por su temática una evidente novedad en el panorama pictórico de los Habsburgo hispánicos, ya que por primera vez una reina consorte fue retratada a caballo en la corte de Madrid. Los motivos de la concesión a Isabel de Borbón de este honor iconográfico han de buscarse en la particular coyuntura en la que fue concebido el Salón de Reinos, así como en la evolución política de la soberana que tuvo la oportunidad de demostrar su valía durante su época de consorte de la monarquía hispánica. En el Salón de Reinos, Isabel de Borbón recibió un merecido reconocimiento a sus esfuerzos políticos y dinásticos realizados entre 1621 y 1635.
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