En el Antiguo Régimen, aun abandonada por la corte en 1606, Valladolid era una segunda corte, como sede de la Real Chancillería. Este estudio se centra en el impacto causado por la Chancillería en la ciudad y su contorno -las cinco leguas-, a través de los alcaldes del crimen. Eran jueces superiores en materia criminal y reunían además otras competencias en asuntos de justicia, gobierno y policía, por lo que fueron frecuentes los conflictos con diversas instituciones urbanas. Es más, las facultades de los alcaldes del crimen se ampliaron y reforzaron en la segunda mitad del siglo XVIII, en tiempos de la Ilustración, erigiéndose definitivamente en los máximos garantes del orden público en la capital del Pisuerga.
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