En el último año de la Primera Guerra Mundial, París se estremeció. La ciudad se vio sorprendida por un misterioso bombardeo cuya procedencia ignoraba. No había aviones ni zepelines por los cielos. Y el frente estaba lejos. ¿Qué era lo que provocaba tales explosiones? El mando aliado tardó mucho tiempo en descubrir la última arma secreta de los alemanes: un cañón bautizado como "Pariser Kanonen"
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