El presente artículo ofrece una lectura de la novela Yo, Tituba, la bruja negra de Salem (1986), de la narradora guadalupense Maryse Condé, que parte de las intersecciones entre raza, género y clase obviadas tanto por las antropologías tradicionales como por los proyectos negristas, americanistas y criollistas de linaje poscolonial. Alejándose de las convenciones de la novela histórica tradicional, así como de la llamada �nueva novela histórica�, Condé construye un discurso literario afianzado en la visión interiorista de los sujetos femeninos como agentes de cambio del orden colonial y de la razón histórica patriarcal.
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