La representación de Palestina como una tierra virgen ha sido una constante en el discurso del movimiento sionista desde sus inicios y ha contribuido a modelar imaginarios colectivos, alteridades y relaciones sociales en el contexto del conflicto de Israel/Palestina. Vinculada a dos imágenes antagónicas del autóctono palestino y del pionero judío, ha buscado ser una de las principales fuentes de legitimación del proyecto político sionista. Empleado tanto desde los aparatos estatales como fuera de ellos, fue utilizado en la primera sesión especial de la Asamble General de la ONU en 1947 o durante el "proceso de paz" de la década de 1990. Su análisis remite a un elmento clave del conflicto palestino-israelí, lo que Yitzhak Epstein denominó la "cuestión oculta", es decir, el choque entre una empresa sionista cuyo principal objetivo ha sido la creación de un estado judío en Palestina y la presencia anterior de los palestinos.
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