Se ha definido la salud pública como "el esfuerzo organizado por la sociedad para prevenir la enfermedad, para proteger, promover y restaurar la salud, y prologar la vida". La misión por tanto de la salud pública sería sencillamente trabajar para mejorar la salud de la población; es decir, contribuir a crear las condiciones más favorecedoras para la salud, promover las conductas individuales y estilos de vida más saludables, así como luchar contra la enfermedad y minimizar la pérdida de la salud. Todo ello en coherencia con los cuatro determinantes de la salud: el sistema sanitario, el medioambiente (fisico y social), la genética, y los estilos de vida (Informe Lalonde, 1976)
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