Cuando Heiddeger impartió en Darmstad su conferencia Bauen Wohnen Denken (1951) estaba desplazando claramente el punto de mira del problema principal de posguerra, enfocado en la escasez de viviendas, a la necesidad de entender la esencia del significado del habitar. Muchos arquitectos han recogido el guante de sus preocupaciones y han buscado dicha esencia empleando diferentes herramientas. Algunos más desde el plano teórico, otros desde el ejercicio de la profesión. Este es el caso de Bruno Morassutti (Padua, 1920-Milán, 2008) quien, tras una estancia con Wright en Taliesin, arranca su vida profesional primero junto a su maestro Scarpa y a continuación con los BBPR para seguir después un camino propio en el que la industria, la construcción, la estructura y la experimentación con los materiales, protagonistas indiscutibles en su obra, se ponen al servicio de los valores que reclamaba Heidegger: pensar, habitar, construir. A través del análisis de tres de sus edificios de vivienda, basados cada uno de ellos en una estrategia simple (el toldo, la caja, el árbol), este texto pretende desvelar en qué consistía para Morassutti la esencia del habitar.
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