El puente de Carlos IV es uno de los pocos del mundo que cuenta entre sus materiales de construcción con elementos tan insólitos como huevos frescos o vino blanco. Su construcción en 1357 obedeció a motivos defensivos, pues formaba parte del acceso principal a la fortaleza de Praga. Testigo de muchas batallas, torneos, ejecuciones, transacciones comerciales, el puente de Carlos es parte indisociable de la bellísima ciudad centroeuropea.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados