“Si no has cazado y comido una pardela, es que por tus venas no corre sangre majorera”. Así se expresa un grupo de jóvenes de Villaverde, localidad del municipio de La Oliva (Fuerteventura), cuando se les pregunta por las aves marinas. El conocimiento del origen cultural y tradicional del aprovechamiento de la pardela cenicienta en Canarias puede dar las claves para tratar de erradicar el furtivismo que sufre la especie.
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