México afrontó una coyuntura externa sumamente compleja durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho. El nuevo gobierno debió hacer frente a un contexto de polarización interna y externa marcado por la Segunda Guerra Mundial. Su política exterior estuvo dirigida desde un principio a normalizar las relaciones con los Estados Unidos y, de ese modo, a conseguir una serie de acuerdos económicos que facilitaran el proyecto de industrialización del país. El acercamiento mexicano-estadounidense supuso la resolución de los contenciosos bilaterales provocados por el proceso revolucionario mexicano, el progresivo alineamiento de México con la política de seguridad colectiva de Roosevelt y la subordinación de su capacidad productiva al esfuerzo de guerra estadounidense. La participación de México en el conflicto acabaría por normalizar sus relaciones con el exterior y haría posible su integración dentro del bloque occidental en el nuevo escenario internacional de postguerra.
Mexico faced a highly complex international situation during the presidency of Manuel Ávila Camacho.
The new government was faced with a context of internal and external polarization marked by the Second World War. His foreign policy was aimed from the beginning to normalize relations with the United States and, thereby, to obtain economic agreements to facilitate the country’s industrialization project. The Mexican-American approach involved the resolution of bilateral disputes caused by the Mexican revolutionary process, the progressive alignment of Mexico with collective security policy of Roosevelt and the subordination of its production with the collective to the U.S. war effort. Mexico’s participation in the conflict would eventually normalize relations with the outside and made possible the integration of Mexico within the Western bloc in the new post-war international scene.
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