El tema central de este artículo es la represión sistemática de lo estético en nuestra cultura actual. Se arguye que la experiencia estética es una condición necesaria para la conciencia ética, y que su marginación está relacionada a una resistencia a tomar en cuenta los diferentes modos de saber propuestos por el sentimiento y el deseo, producto de un ideal epistemológico excesivamente angosto característico de la época moderna. Se considera esta resistencia en términos de la condición psicológica de la melancolía o acidia -en particular como manifestación de un temor a lo emocional- y se sostiene que el reconocimiento de esta resistencia es un primer paso hacia la necesaria ampliación de nuestra concepción del conocimiento y de la experiencia, así como esencial para la conciencia ética del individuo y el bienestar de la cultura.
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