En este trabajo se busca contrastar un fenómeno que las sucesivas refor-mas practicadas en la legislación procesal en el último decenio ha ido ratificando sin paliativos: el incremento de las potestades que la Adminis-tración se ha reservado dentro de la tramitación de los procesos de índole judicial. El resorte del que se sirve a tales fines es un concreto funciona-rio: el Secretario judicial, regido por los principios de unidad de actuación y dependencia jerárquica dentro del Ministerio de Justicia. Se propone el estudio orgánico y funcional de la figura del Secretario General de la Ad-ministración de Justicia en cuanto órgano supremo de ese Cuerpo funcio-narial, y se analiza su eventual incidencia más allá de las potestades do-mésticas que cabría esperar le fueran propias vista su posición cupular en el secretariado.
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