El talento emprendedor se cultiva estimulando las disposiciones naturales hacia la autonomía, creatividad, confianza, motivación de logro, liderazgo, eficacia y perseverancia. En la escuela las entrenamos mediante los proyectos de emprendimiento, creando oportunidades para aprender y consolidar los hábitos que les permitan convertirse en adultos protagonistas de sus vidas profesionales y personales.
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