La asistencia a la consulta odontológica produce ansiedad, que supone un sufrimiento a las personas que acuden a la misma. Así mismo, puede suponer un riesgo añadido a aquellos pacientes que tienen un compromiso médico previo. La ansiedad se considera un estado fisiológico y psicológico de amenaza que excede unos límites que se consideran razonables. Produce una serie de cambios fisiológicos que pueden provocar una complicación o una emergencia en el paciente médicamente comprometido. Existen diversas técnicas para amortiguar o disminuir el grado de ansiedad en nuestros pacientes, pero en aquellos donde el grado de ansiedad es muy alto o son de riesgo médico tendremos que recurrir a la utilización de fármacos ansiolíticos o sedantes. De entre los medicamentos que podemos utilizar, las benzodiacepinas, suponen una serie de ventajas como la facilidad de manejo, la seguridad y su eficacia. Se revisan en el presente artículo los mecanismos de acción, las vías de administración y los inconvenientes que pueden presentar.
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