En la primera parte de este artículo (véase MAXILLARIS 148, noviembre de 2011), hablábamos del corsé que habían puesto a la odontología conservadora diversas disciplinas como la prostodoncia clásica, la ortodoncia o los expertos en materiales odontológicos, que recomendaban lo que se podía o no hacer con las patologías y los medios existentes. También desgranábamos algunas de las posiblidades que tienen, desde hace años, los materiales que llamamos resinas compuestas o composites. Eran propuestas de tratamientos que realizamos en nuestro quehacer clínico diario. La porcelana, y especialmente las carillas de cerámica, son nuestras grandes aliadas en tratamientos hasta ahora reservados para la ortodoncia convencional. Por estos motivos, es recomendable conocer, en mayor medida, otras actividades odontológicas que puedan llevar a cabo tratamientos más rápidos y sencillos, que sean plenamente satisfactorios para los pacientes.
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