La endodoncia es una especialidad odontológica, pero también es el arte de la minuciosidad, el conocimiento científico y la paciencia. Estos requisitos son fundamentales para lograr el éxito en esta disciplina. El uso del microscopio, la instrumentación mecánica de los conductos y el relleno de los mismos con gutapercha fluida muestran la evolución tecnológica de la endodoncia en los últimos años. Todos estos avances han logrado cotas de éxito terapéutico que serían impensables hace sólo 15 años. El problema es el diente tratado endodóncicamente, no la técnica endodóncica. Debemos fijarnos en ese diente que se ha pretendido salvar. Los sistemas de tratamiento propugnados clásicamente de manera axiomática (endodoncia-espiga-corona) han de revisarse completamente, de manera que se considere el empleo de nuevas técnicas y materiales, tales como los composites reforzados con fibras (FRC). Mostraremos cómo se pueden tratar dos molares de distinto modo. En un caso seguirán unos criterios clásicos, mientras que en otro se impondrán pautas modernas.
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