El reciente comunicado de los antiguos presos de ETA aceptando nuestro ordenamiento penitenciario es una novedad de gran calado como generalización de lo que hasta hoy sólo ocurría con los presos de la «vía Nanclares». El comunicado carece en sí mismo de efectos jurídicos, por cuanto todo nuestro sistema de individualización científica para el cumplimiento de las penas se aplica sobre cada reo en concreto, pero es de suponer que las peticiones individuales no tardarán en llegar. El autor realiza en este comentario una amplia exposición sobre los problemas penitenciarios de la población reclusa por delitos de terrorismo.
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