El cáncer de páncreas (CP) sigue siendo un desafío en nuestra práctica clínica habitual debido a las peculiaridades que esta enfermedad presenta. La primera es el comportamiento tan agresivo que demuestra aún siendo , en ocasiones tumores de pequeño tamaño, la segunda porque su frecuencia parece estar aumentando en los últimos tiempos y por último y no por ello menos importante porque, desafortunadamente, en la inmensa mayoría de los pacientes cuando se presentan síntomas, la enfermedad está avanzada.
A día de hoy, el tratamiento quirúrgico es la única opción válida para la curación del CP. Desgraciadamente sólo el 15-20% de los pacientes son subsidiarios de este tratamiento en el momento del diagnóstico y aún siendo intervenidos, la supervivencia a los 5 años , de aquellos con ganglios regionales supuestamente negativos es del 25-30%[i]. Es por ello que todos nuestro esfuerzos deben ir encaminados a ser capaces de hacer un diagnostico precoz e identificar a aquellos pacientes que puedan beneficiarse de la cirugía.
Pancreatic cancer (PC) continues being a challenge in daily clinical practice due to the peculiarities that this disease presents. The first of these peculiarities is the aggressive behavior it shows, even when it appears in the form of small tumors; the second is its prevalence, as it appears that the rate of cases of this disease has increased lately; last but not least, unfortunately, in the vast majority of patients when symptoms are present, the disease is advanced.
Today, surgery is the only valid option to cure PC. Unfortunately, only 15-20 % of patients can undergo this treatment at the time of diagnosis and, even when they undergo surgery, the 5 year survival rate of those with supposedly negative regional lymph nodes is 25-30% [i]. That is why all our efforts should be directed to be able to make an early diagnosis and to identify patients who may benefit from surgery.
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