Los estudios de Historia sólo adquirieron importancia en España con el Plan de Estudios de 1880, al incrementarse de 2 a 3 años la Licenciatura en Filosofía y Letras, y pasar las asignaturas de Historia del 3º curso o último del Bachiller, a impartirse durante 4º, 5º y 6º curso de la Licenciatura. Sin embargo, no había asignaturas específicas de Arqueología, que sólo se impartieron en la Escuela Superior de Diplomática, aunque tuvo un fuerte declive en el número de estudiantes en este periodo, con Numismática-Epigrafía y Arqueología en 2º curso e Historia de las Bellas Artes en 3º. La institución de mayor influencia fue la Real Academia de la Historia, pero mantuvo un criterio de elección de sus miembros entre la alta sociedad, poco cualificados, y sólo un tercio de los Numerarios tenían algún grado de especialización en Historia. El cargo de Anticuario fue detentado entre 1866-94 por el crítico literario y dramaturgo, Aureliano Fernández-Guerra, lo que hizo perder influencia a la Academia en el ámbito de la Arqueología, que fue asumiendo el Museo Arqueológico Nacional, creado en 1867, pero cuya sede definitiva no fue inaugurada hasta 1892. Las Comisiones Provinciales de Monumentos Históricos y Artísticos no funcionaron adecuadamente, por el desinterés de los gobernadores civiles que presidían y convocaban las reuniones, la falta de renovación de sus miembros fallecidos y la ausencia de un Plan de General de Excavaciones de ámbito nacional. La supresión en 1868 de la Academia Real de Arqueología y Geografía del Príncipe Alfonso obligó a la burguesía aficionada a la arqueología a asociarse en sociedades de ámbito regional o provincial. El control académico de la arqueología fue detentado por un grupo granadino encabezado por Fernández-Guerra, junto con Rada y Riaño. Los arqueólogos más importantes de este periodo fueron Juan de Dios de la Rada, catedrático de Numismática y Epigrafía (1856-1900), director de la Escuela Superior de Diplomática (1876-1900) y del Museo Arqueológico Nacional (1891-1900) y Juan Vilanova, catedrático de Geología y Paleontología (1854-93), pero sus trayectorias científicas se vieron afectadas por duras polémicas de alcance internacional. Rada debido a la presencia de falsificaciones en su estudio de las esculturas ibéricas del Cerro de los Santos y Vilanova por su defensa de las posturas creacionistas frente a los darwinistas y del origen paleolítico de las pinturas rupestres de la Cueva de Altamira.
The study of History only became important in Spain with the University Study Plan of 1880, with the increase of 2 to 3 years in the Degree of Arts, and the transfer of the subjects of History from the 3rd year or last in the High School, to span during 4, 5th and 6th year in the Degree or Bachelor of Arts. However, there was not specific subject of Archaeology, which was only taught at the Highest Diplomatic School, but had a sharp decline in the number of students during this period, with Numismatic-Epigraphy and Archaeology in 2nd year and History of Fine Arts in 3rd year. The most influential institution was the Royal Academy of History, but maintained a criterion of choice high society lowskilled members and only a third of the fellows had some degree of specialization in History. The Antiquarian was held, between 1866-1894, by the literary critic and playwright, Aureliano Fernández-Guerra, who made lost influence to the Academy in the field of Archaeology, which was assumed by the National Archaeological Museum, established in 1867, but whose permanent headquarters was not opened until 1892. The Provincial Commissions of Historical and Artistic Monuments did not work properly, because the lack of interes civil governors that presided and convened the meetings, the non-renewal of its deceased members and the absence of a General Plan of Excavations nationwide. The abolition in 1868 of the Royal Academy of Archaeology and Geography of Prince Alfonso forced to the bourgeoisie to create regional or provincial archaeological societies. The academic control in the field of Archaeology was held by a group headed by Fernandez-Guerra, along with Rada and Riaño, all from Granada. The most important archaeologists of this period were Juan de Dios de la Rada, Professor of Numismatics and Epigraphy (1856-1900), director of the Highest Diplomatic School (1876-1900) and the National Archaeological Museum (1891-1900) and Juan Vilanova, Professor of Geology and Palaeontology (1854-93), but their scientific careers were affected by bitter controversies of international scope. Rada due to the presence of forgeries in his study of Iberian sculptures of Cerro de los Santos and Vilanova for defending creationist positions against Darwinists and the Palaeolithic origin of the cave paintings of Altamira.
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