El mercado español ha contribuido al desarrollo económico de Cataluña desde 1850, llegándose a caracterizar a Cataluña como la "fábrica de España". La economía catalana es hoy lo que es gracias a la unión política que posibilitó la creación a lo largo de los siglos XVIII y XIX del mercado único español, donde se colocaban los productos fabriles e industriales de Cataluña. Quienes defienden la independencia de Cataluña como una vía hacia el progreso han hecho esfuerzos denodados por ocultar la dependencia de la economía catalana del mercado del resto de España. Al principio, negaron que Cataluña pudiera quedar excluida de la Unión Europea; luego, mantuvieron que la Unión Europea haría una excepción y que España facilitaría su entrada; y cuando se han visto obligados a aceptar la realidad han asumido que las empresas reducirán sus precios para compensar la pérdida del mercado español.
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