La discusión acerca de las complejas formas de mediación entre arte y política es un asunto de constante discusión en las ciencias sociales. Aún más en la Argentina, donde nuevas generaciones de artistas plásticos y visuales recibieron la pesada herencia de la generación anterior, vinculada a los procesos de radicalización política de los años sesenta y setenta. Esta pesada herencia funcionó contradictoriamente, tanto como un hito iluminador de nuevas prácticas artísticas, como una experiencia total capaz de obturar la posibilidad de nuevos sentidos políticos en la obra de arte. Este artículo realiza una aproximación crítica a la obra de Roberto Jacoby, como uno de los más representativos y sobresalientes referentes del campo artístico local durante los años ochenta, y evalúa la manera en que esa relación contradictoria y difícil es resuelta en su obra.
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