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Oftalmía producida por pelos de oruga (oftalmía nodosa)

  • Autores: Luis Iñigo del Cerro
  • Localización: Archivos de la Sociedad Oftalmológica Hispano-Americana, ISSN 0365-7051, Vol. 8, Nº. 5 (MAY), 1948, págs. 527-529
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Trátase de una afección ya conocidad de antiguo, caracterizada por la inclusión en los tejidos oculares de los pelos de algunas orugas y plantas. La forma de contaminación más frecuente en la producida por choque directo de la oruga contra el ojo. Enfermo Ramón Erice Pérez, de treinta y un años. Nos refiere que estando el día 21 de dieciembre de 1947 encaramado a un pino, ocupando el quitar una bolsa de procesionaria, le cayó una oruga en el ojo izquierdo. El día 26 de diciembre asistió a nuestra consulta, apreciándose en la exploración una turbidez corneal con varios puntos de infiltración. Con la lámpara de hendidura se veían numerosos filamentos incluídos en pleno parénquima corneal irregularmente dispuestos. Iris normal y ligera reacción ciliar. Se siguió un tratamiento sintomático medicamentoso y el día 9 de marzo diósele el alta por curación, aunque haciéndole ver el peligro de nuevas recidivas. Distinguimos tres períodos en el curso de la enfermedad. El primero está caracterizado por las violentas manifestaciones inflamatorias, por parte del epitelio ocular, provocadas indudablemente por la existencia en los pelos de une veneno urticante. A estas alteraciones se suman durante este período las molestias producidas por la existencia de numerosos cuerpos extraños. Al cabo de unos cinco a ocho días va entrando el enfermo en el segundo período, en el que han desaparecido las alteraciones tóxicas para persistir solamente las de índole mecánica, las cuales también van desapareciendo lentamente, hasta llegar a la completa tolerancia de los pelos, llegando así al tercer mes de la fase de curación aparente, en la que nos hay ningún trastorno ni molestia subjetiva y que se extiende hasta una época más o menos larga, en que por la movilización de algún pelo vuelve a recidivar la afección con carácter más grave. Informe resultante de la investigación de las orugas por el doctor Jusuó: Se distinguen pelos blancos y pelos amarillos. Los pelos amarillos, pigmentados, están dotados de numerosos ganchos acoplados en toda su longuitud, oblicuamente situados y en un sentido que dificulta la penetración del pelo. Los dardos. - Llamamos así a unos elementos que desde el principio llamaron nuestra atención, al observar las preparaciones obtenidas con pelos de la región dorsal. Largos, estrechos, muy estilizados, muy afilados por un extremo y más gruesos por el otro. Su longuitud oscila entre las 90 y las 250 micras. El diámetro en la parte más gruesa es de cuatro a cinco micras. Toda su superficie está erizada de ganchos, cuya orientación, a la inversa de como ocurre en los pelos, les da el aspecto de un arpón, favoreciendo su penetración y dificultando el retorno del < dardo>. Estos elementos se encuentran agrupados, formando haces, en el interior de unas protuberancias crateriformes situadas en dorso de cada anillo de la oruga, las cuales, mediante un pulsátil fondo, las expulsan hacia el exterior. Pruebas experimentales. - Las impresiones obtenidas al aplicar el dorso de una oruga sobre una lámina de parafina dispuesta en un porta-objetos, nos demuestra que solamente son dichos < dardos > los enclavados. Al mismo resultado llegamos al aplicar una oruga sobre el ojo de un cobayo. Este ojo, enucleado y observado al microscopio, nos demuestra la ausencia de pelos propiamente dichos, así como la invasión de < dardos > enclavados. Por último, efectuada una medición con medición con ayuda de un ocular micrométrico de los pelos que vemos en nuestro enfermo, nos descubre la exacta correspondencia en tamaño con la de los < dardos > más largos. Las orguas habitualmente productoras de estos procesos son las de la familia Thaumatopoeidea o procesonarias, y de éstas la Thaumatopoeidea o procesionarias, y de éstas la Thaumatopoeidea Pitycampa o procesonaria de los pinos y abetos, la más frecuente de España. El pronostico depende de la cantidad de < dardos > y de la profundidad de su penetración. De todas formas siempre es muy serio o por lo menos reservado, por la frecuencia de recidivias con caracteres de mayor gravedad. El tratamiento también está condicionado por el número de < dardos > existentes. Frecuentemente ha sido quirúrgico, y éste es el procedimiento a seguir cuando el número de < dardos > no es elevado, extirpando siempre que sea factible los tejidos en cuyo seno se hallan incluídos, pero si son abundantes consideramos como medida más apropiada la administración de midriáticos y pomadas que lubriquen el roce de los párpados para dar lugar q que los < dardos > sean encapsulados en el mismo punto de penetración, por la reacción tisular que supone la inclusión de todod cuerpo extraño. Conclusiones: 1. ª la oftalmía nodosa está producida por la penetración en los tejidos oculares de los < dardos >, elementos completamente diferenciados de los pelos propiamente dichos. Estos últimos son innocuos. 2. ª En el primer período de la enfermedad predominan los fenómenos irritativos, producidos por un veneno de que son portadores los < dardos >. 3. ª nunca se puede aventurar un pronóstico favorable, aunque el curso clínico nos muestre una aparente curación. 4. ª El tratamiento es quirúrgico cuando son pocos los < dardos > enclavados; de lo contrario juzgamos más adecuada la indicación de un tratamiento sintomático y expectante. Tercera Sesión Científica. Día 27, martes, a las 17. Presidencia: Prof. Díaz Domínguez


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